Porqué la Corriente Socialista Renovadora?

Eduardo De León

¿Qué es la Corriente?

-         Somos socialistas de a pie. La Corriente es un espacio abierto, nuevo y en construcción que aspira a contribuir a la renovación de la  forma de hacer política del socialismo y también el Frente Amplio.

Integra personas y grupos muy diversos dentro del PS pero unidos por una plataforma común.

La Corriente nace para ir mucho más lejos que la elección interna de marzo en el PS porque sentimos la urgencia de una nueva política en la izquierda y el socialismo con más tensión cultural, de ideas y programas, menos caciquismo, menos dirigentes lejanos.

Una nueva política con escucha de la militancia y de las bases, con más voz de todas y todos en el quehacer cotidiano del socialismo y de la izquierda en los municipios, las Intendencias, el Gobierno Nacional pero también en la sociedad civil y los movimientos sociales emancipatorios de  género, afro y diversidad. La Corriente quiere asumir aportes diversos de la militancia socialista territorial, de género, sindicales, profesional, afro, de los emprendedores, del Interior, de las generaciones diversas para crear una síntesis nueva y activa.

Somos renovadores sin vergüenza, la renovación recién empieza, porque la concebimos como un método de interrogar nuestras prácticas y nuestras teorías, porque nos preguntamos también por las derrotas y fracasos de la izquierda y porque para nosotros la unidad entre socialismo y democracia tiene un valor universal.

Se dice que hay una crisis en la izquierda, ¿cómo se ubica la Corriente en ese contexto?

-         Nosotros no compartimos ni los consensos anodinos o vacíos ni el pánico al debate franco de ideas diferentes. Rechazamos el debate para los medios y el vedetismo que es otra forma de vaciar la política y de convertir la fraternidad en fratricidio y enemistad.

Sentimos que en el FA de Uruguay, y sin que ello se corresponda con los grupos políticos existentes, se configuran tres izquierdas y sentimos que la clase trabajadora y las fuerzas de cambio exigen un debate franco de ideas y visiones de futuro.

Por un lado hay una izquierda que idolatra al mercado global y al cambio de arriba hacia abajo y pone énfasis en las restricciones lógicas. Es una izquierda centrada en la coyuntura y sus equilibrios necesarios pero sin visión de futuro ni la necesaria articulación estratégica de las opciones de hoy con la perspectiva de un alto desarrollo humano. 

Por otro lado, y también dentro del PS, hay una izquierda nostálgica de un papel obsoleto del Estado que defiende  intereses corporativos y piensa el gasto público como la vieja derecha conservadora de Herrera o populista de Batlle Berres. Es decir, el gasto como varita mágica que sin calidad de gestión hace brotar la riqueza del suelo por decreto divino. Recomiendan controles de precios como los que aplicó Pacheco Areco en Uruguay o la Venezuela de Maduro con el rotundo fracaso conocido.

No hay evaluación del gasto y se deteriora la fe ciudadana en la ética republicana. Esta izquierda con la que debatimos en el PS supone que más gasto siempre es la solución. Pero los recursos del Estado son de todos, son finitos y por eso hay que cuidarlos sea en el Corredor Garzón o sea en Ancap pues de lo contrario reiteramos la vieja política clientelar del Pacto del Chinchulín que usó la derecha para mantener sus privilegios.

La nueva izquierda propone ubicar a la ciudadanía y a la mayoría de la clase trabajadora en el centro de las políticas públicas creando desde ya las bases de un Nuevo Desarrollo.

Porqué Mónica?

Para nosotros Mónica expresa la síntesis entre la mejor tradición republicana y unitaria del Frente Amplio, la vigencia y actualidad del mensaje de Seregni sobre una política democrática y la exigencia histórica de poner de pie a una nueva izquierda con una nueva agenda para el país dentro de un Frente Amplio renovado.

Apoyamos a Mónica desde el pie, desde abajo y desde el compromiso, la lucha, la responsabilidad.

Qué es el Nuevo Desarrollo Como decimos en nuestro manifiesto fundacional es un imperativo ante el desafío de adaptación al cambio climático, la necesidad de imponer límites en la explotación de recursos, el cambio de la cultura y hábitos de consumo y la creación de una economía verde en la región.  El nuevo paradigma debe resolver el desafío de la inversión productiva de calidad ambiental, social y territorial y orientarse hacia la creación de capacidades estatales y capacidades empresariales de desarrollo El nuevo desarrollo no puede seguir el curso neoliberal que sostiene que la modernización del país viene de la mano del mercado global desde arriba hacia abajo pero tampoco defender el refugio nostálgico de una parte de la izquierda que ve en el Estado la única referencia y el  único centro de poder en la vida social.  Se trata de seleccionar los sectores productivos dinamizadores del desarrollo, entre otros, las tecnologías de la información o la bioeconomía,  junto a las cadenas de alimentos, el complejo forestal de madera y celulosa, las industrias creativas y culturales, el turismo, los servicios globales asociados de exportación asociados a los recursos naturales, las energías renovables, la minería metalúrgica definiendo una estrategia coherente de estímulos de los mismos mediante mecanismos que promueven la agregación de valor y conocimiento, la generación de empleos de calidad y la mejora de los ingresos.   El nuevo desarrollo exige democracia participativa de base y ciudadanía activa, desde la escuela a la empresa, el cambio cultural de comportamientos, la promoción de una cultura de la tolerancia, la integración y la diversidad y el combate contra todas las formas de exclusión, discriminación o explotación.