sábado, 9 de enero de 2016

Mónica, Manuel y la Corriente Socialista Renovadora

Fernando López D’Alesandro


Por supuesto que a nadie engaño, todo el socialismo sabe –en Uruguay en América Latina- que desde hace años trabajo junto a Manuel Laguarda en el reciclaje del socialismo y en la interpretación de las realidades, mirando al pasado para entender el presente y construir el futuro. Pasamos varias y duras, buenas y malas, cambiamos y nos repensamos, metimos mano en todos los documentos claves del partido y del Frente en los últimos 30 años… y si…  es nuestro orgullo haber aportado un grano de arena en el camino de la liberación humana y política. 

Sin embargo con Mónica es diferente. Me acuerdo de aquella muchacha de ojos brillantes que explicaba el socialismo en el living de mi casa, en plena clandestinidad, mientras Bernardo Kreimermann sonreía –siempre sonreía- y asentía cada palabra, cada gesto, cada inflección en la firmeza de su voz. Hace 35 años… Mónica siempre estuvo, siempre fue referencia de un partido con vida que se peleó, discutió y se reconcilió… con todo lo duro que significa eso cuando sos mujer.

Supongo que ya concluiste algo que a mi dura entendedera le llevó algún mes y poco: la Corriente Socialista Renovadora une recordando lo que el Partido Socialista hoy necesita. Si recordar es “volver a pasar por el corazón” acá están los de siempre, y desde el siempre cambiaron el partido proyectándolo hacia el siglo XXI. Son los que no aflojaron en la dictadura, y luego tuvieron el valor de sacar al PSU de un camino que lo llevaba inevitablemente al final de su historia. 

Pero, además de lo ideológico, lo constante y lo político, no hay una mancha en estas trayectorias. Cuando hubo que marcar posiciones históricas se hizo con leyes igualitarias en defensa de los que menos tienen y de los que menos pueden, a pesar de la incomprensión de algunos. Esta corriente, Mónica y Manuel nunca pusieron la política por encima de los valores. Nunca defendieron aberraciones para mantener posiciones o personas.


Digamos que por eso estoy aquí… y de paso también te convoco a que vos estés.


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