martes, 26 de enero de 2016


EDUCACIÓN Y GÉNERO

por Estela Alem integrante de CSR-Lista 3 del PS



Incluir en la Ley de Presupuesto la perspectiva de género como política educativa transversal, es avanzar en la agenda de derechos de nuestro país; es actuar sobre estereotipos y barreras que limitan la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres; es incorporar en el sistema educativo principios y prácticas de equidad.

Optar por prácticas educativas coherentes con la perspectiva de género, es comprender que no alcanza con de expresar la oposición a la discriminación, utilizar lenguaje inclusivo y hacer posible el acceso de las mujeres a cargos de relevancia: es necesario reflexionar con profundidad sobre cuáles son los derechos que se procura asegurar con este enfoque e incluir como objetivos de aprendizaje en nuestros centros educativos, el desarrollo de capacidades para la convivencia, el respeto, la tolerancia, la incorporación al mundo del trabajo, el ejercicio pleno de la ciudadanía.

Incorporar el enfoque de género en Educación es reconocer que aún persiste y se naturaliza la segregación por sexo, en la opción por carreras científico-matemáticas, y que estas profesiones -asociadas a los hombres y eligidas principalmente por ellos- son las que suponen en general mayores niveles de ingresos. Es también cuestionarnos por qué, pese a ser la docencia una profesión claramente feminizada, las mujeres han estado escamente representadas tanto en cargos del gobierno de la Educación como en las directivas sindicales.

Educar desde una perspectiva de género es contribuir al desarrollo de una sociedad más igualitaria, solidaria y justa, que ubica en el centro de las preocupaciones a las minorías tradicionalmente excluidas. Es reconocer que detrás de muchos de los abandonos o desvinculaciones -que constituyen la principal causa de nuestros altos índices de repetición en Enseñanza Media- se esconden jóvenes mujeres, embarazadas, madres, encargadas de hermanos pequeños, familiares enfermos o casas que no pueden quedar solas. Muchachas -pobres en general- con trabajo no remunerado, asociado a la esfera de la reproducción y asignado culturalmente a las mujeres como su responsabilidad individual.

Abordar la Educación desde una perspectiva de género es reconocer que si bien los docentes solos no podemos modificar la estructura de valores patriarcal existente, somos actores priviliegiados para la visibilización y el cuestionamiento de las formas de discriminación asociadas a la misma. Es revisar nuestras prácticas e identificar las distintas formas en que solemos reproducir (o aceptar con naturalidad), contenidos, actitudes y estereotipos que provienen de nuestra propia socialización de género. Es reflexionar con nuestros estudiantes jóvenes y adolescentes sobre las formas de dominación presentes en los noviazgos.

Es contribuir a cambiar las prácticas discriminatorias promoviendo una socialización no sexista, a transformar las interacciones que se producen en los centros educativos para brindar iguales oportunidades a niños, niñas y jóvenes a través de prácticas educativas sustentadas en lógicas de equidad de género.

ESTELA ALEM

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