martes, 5 de enero de 2016

Mónica Xavier: reportaje en el Observador


Candidata a la secretaría general del Partido Socialista, la senadora Mónica Xavier buscará la unidad de un sector dividido en dos bloques por disputas internas. En entrevista con El Observador, la expresidenta del Frente Amplio consideró que las actuales diferencias entre dirigentes oficialistas "hipotecan la concreción de transformaciones" y admitió que la situación económica llevará al gobierno a "desacelerar" el ritmo de las promesas electorales.

¿Por qué resolvió presentarse a la elección de la secretaría general del Partido Socialista?

Recogí voluntades de muchos compañeros que era su aspiración que yo pudiera asumir esa responsabilidad. Lo pensé, sé que el partido hoy está requiriendo que, con todas estas definiciones que ha adoptado tanto en lo orgánico como en lo político, podamos conjugar en clave de unidad. Es un partido sumamente discutidor, debate muchísimo, y está bueno el desafío.

El último congreso terminó con insultos y problemas que ya venían de instancias previas. ¿Considera que el partido está quebrado?

No. Quebrado no está porque hay grandes reservas del partido en todo el país. Hay compañeros que han tenido una actitud de confrontación, en algunos casos pública. Yo entiendo que no nos faltan ámbitos en la izquierda para procesar las discusiones. Y nadie busca la unanimidad. Sí buscamos la unidad que surja del debate, y que recoja la síntesis. Yo no oculto los debates. Mi idea es que se pueda ver para adentro de las organizaciones y que los que estén adentro no dejen de mirar para afuera. A veces nos gana el internismo, y que demos paso al internismo es restarle esfuerzos a la gente.

El presidente Tabaré Vázquez pidió fraternidad al Frente Amplio. ¿Usted considera que falta?

Sí. Yo siempre digo que no hay por qué venir a hacer amigos a las colectividades políticas pero cuando uno logra tener buen vínculo se facilitan las cosas. A mi por sobre todo me importa la confianza. No queremos unanimidad pero sí unidad y síntesis. Ahora, a eso hay que agregarle trabajo todos los días para que esa unidad sea posible y para que lo primero sea defender a un compañero. Si hay acusaciones contra un compañero hay que ser duro contra quien se desvía del camino.

Pero alguna de esas acusaciones viene de la propia izquierda.

Por eso. La idea es que cuando el presidente reclama fraternidad es para que nuestras contradicciones las resolvamos en ámbitos donde corresponde y no se acuse a ningún compañero sin tener pruebas. Me parece que es parte de la lealtad imprescindible.

¿Por qué piensa que las diferencias quedan tan expuestas?

Me parece que hay gente que entiende que vale la pena que la ciudadanía tome partido en esas diferentes posiciones. Creo que son todos caminos que minan la confianza e hipotecan la concreción de las transformaciones.

¿Entiende que el FA quedó acéfalo después de que usted dejó la presidencia?

No voy a desconocer el valor de los compañeros que cada dos meses han rotado en ternas de conducción. Lo que creo sin ningún tipo de temor a que se me diga que no soy modesta es que el Frente perdió protagonismo en la escena. Tuvimos más dificultades en conformar algunos posicionamientos en el ámbito parlamentario .

¿Esperaba que ese triunvirato funcionara de otra manera?

Es que yo no creo que esa sea una forma de conducción para el Frente. Ahí sé que discrepo con otros compañeros. La historia del Frente demuestra que ese tipo de conducción siempre fue para situaciones de crisis. Y la crisis la precipitaron algunos. No existía la crisis en el Frente.

¿Quiénes la precipitaron?

Se llegó a una situación de crisis porque no había ninguna alternativa posible de las tantas que planteé como para que las autoridades que habíamos sido electas llegáramos hasta que vinieran las próximas autoridades.

¿Cree que el tema ANCAP puede tener consecuencias electorales?

Creo que independientemente de que hayan existido errores también la oposición vio allí una oportunidad para mellar la figura de determinados compañeros de proyección política. Es el juego de la política que es lógico que a veces se dé. Se corre el riesgo de estar anticipando escenarios electorales y eso me parece además de riesgoso, indigno. Acabamos de salir de las elecciones, no estamos pasando los años más fáciles en la región y en el mundo. Me parece frívolo que se anticipen los escenarios electorales.

Más allá del accionar de la oposición fueron los propios dirigentes del Frente quienes acusaron de perfilismo a integrantes del mismo partido. ¿Considera que se buscan perfilismos?
Esas cosas van por cuenta de los compañeros que lo dicen. Yo no me desdigo de ninguna de las obras que se propusieron. El plan de desarrollo de ANCAP es un plan compartible. Si después en la instrumentación hubo problemas hay que analizarlos y habrá que reconocer errores.

El ministro de Economía, Danilo Astori, pidió la remoción del presidente de ANCAP. ¿Cuál es su posición?

No me parece imprescindible cambiar en este momento las autoridades. Sí me parece imprescindible que el plan trazado se cumpla. Y en eso confío en el presidente de la República que como siempre se dice, y sigue siendo así, no le tiembla el pulso cuando cree que hay que relevar una autoridad.

El presidente en campaña hizo algunas promesas como la reforma de la educación y llevar la inflación a 5% en 18 meses. ¿Cree que fueron muy ambiciosas?

En este caso las circunstancias se deterioraron notoriamente y muy vertiginosamente en los últimos seis meses. A mi me parece que fueron propuestas atadas a esos momentos que valía la pena proponérselas y que no caen porque las circunstancias hoy sean más complejas. Tal vez no es claro el futuro de los dos países vecinos. Las situaciones no permiten hoy decir en qué momento pueden recuperar su condición de crecimiento. Pero si volvemos a tener una coyuntura en este período de gobierno de mayor estabilidad hay que seguir con las propuestas. Acá ninguna reforma es en un gran acto con una gran ley. Son búsquedas de consensos de una sociedad que vio postergado durante mucho tiempo sus aspiraciones, empezó a concretar muchas de ellas en la última década, y hoy ve que no se puede continuar al mismo ritmo. Habrá que desacelerar ese ritmo pero pensando que esto no debe significar una situación de pérdida de esperanza sino de trabajar para mejorar las condiciones en la medida de lo que dependa de nosotros mismos. No creo que hayan sido promesas electorales para no cumplir.

Fuente: http://www.elobservador.com.uy/exponer-las-diferencias-hipoteca-la-concrecion-transformaciones-n714998

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