RENOVACIÓN Y RESCATE
Paco Martinez
Hoy, más que nunca, es necesaria una
renovación de la política, una renovación del socialismo, una renovación del
compromiso.
Compromiso renovado para hacer
política, para terminar con la política pequeña, sin ángel, para terminar con
el internismo, y para convocar a salir a la calle, a expresarnos en las redes
sociales, en los movimientos sociales, para a colaborar con nuestro 3er
gobierno de izquierda frente a los nuevos desafíos, sin eludir los problemas, diseñando
y empujando las nuevas reformas, escuchando a la sociedad.
La renovación como método de
interrogación y reflexión, la renovación como alianza del socialismo y la
democracia, la renovación de quienes no renunciamos a ella sino que la impulsamos
con más energía que antes, pues la unidad se construye desde el rescate y la
renovación tanto de actitudes y prácticas como de experiencias históricas.
Rescate de Frugoni y su compromiso
inclaudicable con el socialismo y la lucha contra las injusticias sociales del
capitalismo desde su pensamiento de afirmación de la libertad y la democracia
como medios y fines, origen de su profunda y profética crítica de la vía
comunista y de los populismos. Rescate de las luchas feministas de Paulina
Luisi, de los reformadores universitarios Agorio y Cassinoni. Rescate de
Salvador Beterbide, abogado afrouruguayo creador de un pensamiento nuevo que
unió la cuestión social, la cuestión de la discriminación racial y la cuestión
democrática en una idea nueva del socialismo y la democracia. Rescate de Trías
y su atención hacia los procesos de descolonización y liberación nacional.
Rescate de José Pedro Cardoso y su compromiso moral y ético y de su actitud de
desprendimiento para hacer siempre posible una unidad renovada del socialismo.
Rescate de los ejemplos de Walter Medina, Orosmín Leguizamón y Manuel Toledo,
Pedro Aguerre, Pedro Montañéz, Jorgelina Martínez, Guillermo Álvarez, Ricardo
Darré, José Tognola, Bernardo Kreimerman, Ernesto de los Campos...
Rescate de la lucha antidictatorial, en
el país y en el exilio, que combinó la lucha clandestina y legal, y que tuvo la
audacia de crear instrumentos nuevos renovando los viejos, como el PIT-CNT y la
ASCEEP-FEUU, y que produjo el renovador proyecto de Democarcia Sobre Nuevas
Bases.
Rescate de Gargano y su renovación
ideológica del PS que supo terminar con la impostura del marxismo-leninismo, que
mantuvo nuestra independencia de todo centro de poder internacional integrando
al PS a la Internacional Socialista y a todos los foros progresistas y de
izquierdas mundiales o regionales. Que contribuyó a la renovación del Frente
Amplio y su acceso al poder con su audacia creativa del Encuentro Progresista, que
coherente y por razones pragmáticas de protección del interés nacional se opuso
al TLC con EE.UU. y al mismo tiempo y con el mismo criterio, impulsó la inversión
externa para el desarrollo y defendió con patriotismo las mismas ante la
injerencia indebida del Buenos Aires de los Kirchner.
Gargano se opuso en absoluta y tenaz
minoría a las tesis marxistas leninistas del 37 Congreso del PS que lo
convertían en furgón de cola de otros sectores de la izquierda y también –
junto a los compañeros militares patriotas Pedro Montañez y Pedro Aguerre ya
encarcelados por el régimen – al apoyo erróneo que Vivián Trías dio a los
comunicados 4 y 7 que las Fuerzas Armadas usaron como señuelo de gran parte de
la izquierda logrando su parálisis y desmovilización ante el golpe que se
preparaba.
Su convicción democrática, no obedecía
a razones tácticas sino a una convicción más profunda todavía no tan
desarrollada en la izquierda. Dijo Gargano a Wettstein (1994) para su libro: “Ser
partidario de un socialismo democrático es admitir que pueda haber alternancia
en el gobierno: es decir, que de llegar la izquierda al gobierno la ciudadanía
puede decidir sacarla. La izquierda uruguaya nunca antes había dicho esto; y lo
tiene que decir”.
En fin, rescate de un proceso de
renovación continua que ha permitido a la izquierda uruguaya abandonar su
condición testimonial para asumir un tercer mandato consecutivo. Rescate de un
movimiento de renovación que si se abandona, se estanca, retrocede, se reseca y
muere.
El socialismo necesita un urgente
rescate de su rica historia de perspectivas originales para renovar su
proyecto. La renovación socialista aspira a establecer las bases de un nuevo
paradigma de desarrollo humano y justicia social superando tanto las acechanzas
de la nueva y la vieja derecha mediante una propuesta política propia y
original de transformación profunda que deje atrás, definitivamente las
deformaciones autoritarias y burocráticas que caracterizaron propuestas
inspiradas en el comunismo o el populismo. Se necesitan propuestas realistas
pero a la vez profundas y genuinamente transformadoras que permitan que la
izquierda siga en el gobierno expresando una mayoría social de reformas sobre
la base de más participación ciudadana elevando el desarrollo humano del país y
logrando más justicia social. Una renovación fraternal, constructiva y unitaria
de cuadros, una renovación de políticas, una renovación del compromiso.
Para ello la izquierda tiene que hablar
claro, afirmando relatos que se apropian de los grandes logros alcanzados hasta
ahora gracias a una política económica frenteamplista seria y consistente que
permitió crecer y redistribuir sobre bases sólidas, apoyada en las grandes
reformas de estructura introducidas en el primer gobierno del FA, y en los
avances de una política liberal – progresista en materia de derechos ciudadanos
en el segundo. Pero el avance hacia una nueva sociedad del conocimiento y la
innovación recién comenzó, hay nuevos desafíos y queda mucho por hacer, sobre
todo en materia de educación.
Hay que evitar la
preocupante esclerosis que tiene por un lado, a los defensores intransigentes
del statu quo, que no admiten nada salvo lo ya consagrado, por más vueltas
que dé el mundo y, frente a ellos, los impacientes cuyo radicalismo consiste en
'ese ademán molesto de sacar el reloj a cada rato' y proclamar que ya es
hora de dar un giro a la izquierda. A estos últimos siempre hay que recordarles
un dicho que solía citar Gargano, mientras con dos dedos de su mano caminaba sobre
su pierna hasta el abismo de la rodilla: “El
que se precipita, se precipita”. Esa es la izquierda que la derecha sueña
con tener de oponente: una izquierda ocupada en desenmascarar las
claudicaciones de los demás.
Los
socialistas aprendimos, desde aquel formidable acto en el Palacio Peñarol a la salida
de la dictadura mientras José Pedro con toda su grandeza negociaba la apertura
de espacios democráticos que nuestra tarea pasa por ‘meter las manos en el
barro’. No somos la izquierda que desde arriba de un banquito se dedica a
marcar las faltas de todos los que no opinan como nosotros, sino la que sabe
que para avanzar debemos fortalecer nuestra utopía con músculos realistas, y arriesgar
hacer política, esto es, en contraposición a lo acabado, puro y perfecto, asumir
lo diverso, lo incierto, lo frágil: lo humano.
El FA necesita una dialéctica que
otorgue coherencia a la acción y credibilidad a los postulados, acumulando mediante
la participación popular en una dirección principal transparente de reformas,
rescatando una trayectoria nítidamente diferenciada, seña de identidad de la
izquierda uruguaya en el concierto latinoamericano.
Quienes mejor encarnan esas señas de
identidad son aquellos a quienes la participación popular sin restricciones
premia con grandes responsabilidades, como es el caso de Mónica Xavier y Daniel
Martínez en la Presidencia del Frente Amplio y la Intendencia de Montevideo,
respectivamente. El voto secreto les otorgó los triunfos, que los pactos
cupulares le negaron. Un ciudadano, un voto; un frenteamplista, un voto; un
socialista, un voto. Eso es democracia.
El Uruguay requiere un Frente Amplio
fuerte y, dentro de él, una fuerza socialista de principios democráticos
sólidos, inspirado en el rescate y la renovación de su propia tradición y
experiencia centenaria. Queda una última oportunidad de apoyar la renovación.
Paco Martinez
“En el final del
largo camino, cuando la mirada abarca luces y sombras de todas las derrotas y
glorias, no veo la posibilidad de una sociedad en la que prive la justicia, la
igualdad y la libertad, que no sea sobre las bases fundamentales económicas,
sociales y morales del socialismo, adaptadas a las características de cada
país, y respetuosas de las decisiones democráticas de los pueblos". José
Pedro Cardoso
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