viernes, 12 de febrero de 2016

RENOVACIÓN Y RESCATE

Paco Martinez

Hoy, más que nunca, es necesaria una renovación de la política, una renovación del socialismo, una renovación del compromiso.

Compromiso renovado para hacer política, para terminar con la política pequeña, sin ángel, para terminar con el internismo, y para convocar a salir a la calle, a expresarnos en las redes sociales, en los movimientos sociales, para a colaborar con nuestro 3er gobierno de izquierda frente a los nuevos desafíos, sin eludir los problemas, diseñando y empujando las nuevas reformas, escuchando a la sociedad.

La renovación como método de interrogación y reflexión, la renovación como alianza del socialismo y la democracia, la renovación de quienes no renunciamos a ella sino que la impulsamos con más energía que antes, pues la unidad se construye desde el rescate y la renovación tanto de actitudes y prácticas como de experiencias históricas.

Rescate de Frugoni y su compromiso inclaudicable con el socialismo y la lucha contra las injusticias sociales del capitalismo desde su pensamiento de afirmación de la libertad y la democracia como medios y fines, origen de su profunda y profética crítica de la vía comunista y de los populismos. Rescate de las luchas feministas de Paulina Luisi, de los reformadores universitarios Agorio y Cassinoni. Rescate de Salvador Beterbide, abogado afrouruguayo creador de un pensamiento nuevo que unió la cuestión social, la cuestión de la discriminación racial y la cuestión democrática en una idea nueva del socialismo y la democracia. Rescate de Trías y su atención hacia los procesos de descolonización y liberación nacional. Rescate de José Pedro Cardoso y su compromiso moral y ético y de su actitud de desprendimiento para hacer siempre posible una unidad renovada del socialismo. Rescate de los ejemplos de Walter Medina, Orosmín Leguizamón y Manuel Toledo, Pedro Aguerre, Pedro Montañéz, Jorgelina Martínez, Guillermo Álvarez, Ricardo Darré, José Tognola, Bernardo Kreimerman, Ernesto de los Campos...

Rescate de la lucha antidictatorial, en el país y en el exilio, que combinó la lucha clandestina y legal, y que tuvo la audacia de crear instrumentos nuevos renovando los viejos, como el PIT-CNT y la ASCEEP-FEUU, y que produjo el renovador proyecto de Democarcia Sobre Nuevas Bases.

Rescate de Gargano y su renovación ideológica del PS que supo terminar con la impostura del marxismo-leninismo, que mantuvo nuestra independencia de todo centro de poder internacional integrando al PS a la Internacional Socialista y a todos los foros progresistas y de izquierdas mundiales o regionales. Que contribuyó a la renovación del Frente Amplio y su acceso al poder con su audacia creativa del Encuentro Progresista, que coherente y por razones pragmáticas de protección del interés nacional se opuso al TLC con EE.UU. y al mismo tiempo y con el mismo criterio, impulsó la inversión externa para el desarrollo y defendió con patriotismo las mismas ante la injerencia indebida del Buenos Aires de los Kirchner.




Gargano se opuso en absoluta y tenaz minoría a las tesis marxistas leninistas del 37 Congreso del PS que lo convertían en furgón de cola de otros sectores de la izquierda y también – junto a los compañeros militares patriotas Pedro Montañez y Pedro Aguerre ya encarcelados por el régimen – al apoyo erróneo que Vivián Trías dio a los comunicados 4 y 7 que las Fuerzas Armadas usaron como señuelo de gran parte de la izquierda logrando su parálisis y desmovilización ante el golpe que se preparaba.

Su convicción democrática, no obedecía a razones tácticas sino a una convicción más profunda todavía no tan desarrollada en la izquierda. Dijo Gargano a Wettstein (1994) para su libro: “Ser partidario de un socialismo democrático es admitir que pueda haber alternancia en el gobierno: es decir, que de llegar la izquierda al gobierno la ciudadanía puede decidir sacarla. La izquierda uruguaya nunca antes había dicho esto; y lo tiene que decir”.

En fin, rescate de un proceso de renovación continua que ha permitido a la izquierda uruguaya abandonar su condición testimonial para asumir un tercer mandato consecutivo. Rescate de un movimiento de renovación que si se abandona, se estanca, retrocede, se reseca y muere.

El socialismo necesita un urgente rescate de su rica historia de perspectivas originales para renovar su proyecto. La renovación socialista aspira a establecer las bases de un nuevo paradigma de desarrollo humano y justicia social superando tanto las acechanzas de la nueva y la vieja derecha mediante una propuesta política propia y original de transformación profunda que deje atrás, definitivamente las deformaciones autoritarias y burocráticas que caracterizaron propuestas inspiradas en el comunismo o el populismo. Se necesitan propuestas realistas pero a la vez profundas y genuinamente transformadoras que permitan que la izquierda siga en el gobierno expresando una mayoría social de reformas sobre la base de más participación ciudadana elevando el desarrollo humano del país y logrando más justicia social. Una renovación fraternal, constructiva y unitaria de cuadros, una renovación de políticas, una renovación del compromiso.

Para ello la izquierda tiene que hablar claro, afirmando relatos que se apropian de los grandes logros alcanzados hasta ahora gracias a una política económica frenteamplista seria y consistente que permitió crecer y redistribuir sobre bases sólidas, apoyada en las grandes reformas de estructura introducidas en el primer gobierno del FA, y en los avances de una política liberal – progresista en materia de derechos ciudadanos en el segundo. Pero el avance hacia una nueva sociedad del conocimiento y la innovación recién comenzó, hay nuevos desafíos y queda mucho por hacer, sobre todo en materia de educación.

Hay que evitar la preocupante esclerosis que tiene por un lado, a los defensores intransigentes del statu quo, que no admiten nada salvo lo ya consagrado, por más vueltas que dé el mundo y, frente a ellos, los impacientes cuyo radicalismo consiste en 'ese ademán molesto de sacar el reloj a cada rato' y proclamar que ya es hora de dar un giro a la izquierda. A estos últimos siempre hay que recordarles un dicho que solía citar Gargano, mientras con dos dedos de su mano caminaba sobre su pierna hasta el abismo de la rodilla: “El que se precipita, se precipita”. Esa es la izquierda que la derecha sueña con tener de oponente: una izquierda ocupada en desenmascarar las claudicaciones de los demás.
Los socialistas aprendimos, desde aquel formidable acto en el Palacio Peñarol a la salida de la dictadura mientras José Pedro con toda su grandeza negociaba la apertura de espacios democráticos que nuestra tarea pasa por ‘meter las manos en el barro’. No somos la izquierda que desde arriba de un banquito se dedica a marcar las faltas de todos los que no opinan como nosotros, sino la que sabe que para avanzar debemos fortalecer nuestra utopía con músculos realistas, y arriesgar hacer política, esto es, en contraposición a lo acabado, puro y perfecto, asumir lo diverso, lo incierto, lo frágil: lo humano.

El FA necesita una dialéctica que otorgue coherencia a la acción y credibilidad a los postulados, acumulando mediante la participación popular en una dirección principal transparente de reformas, rescatando una trayectoria nítidamente diferenciada, seña de identidad de la izquierda uruguaya en el concierto latinoamericano.

Quienes mejor encarnan esas señas de identidad son aquellos a quienes la participación popular sin restricciones premia con grandes responsabilidades, como es el caso de Mónica Xavier y Daniel Martínez en la Presidencia del Frente Amplio y la Intendencia de Montevideo, respectivamente. El voto secreto les otorgó los triunfos, que los pactos cupulares le negaron. Un ciudadano, un voto; un frenteamplista, un voto; un socialista, un voto. Eso es democracia.

El Uruguay requiere un Frente Amplio fuerte y, dentro de él, una fuerza socialista de principios democráticos sólidos, inspirado en el rescate y la renovación de su propia tradición y experiencia centenaria. Queda una última oportunidad de apoyar la renovación.


Paco Martinez


“En el final del largo camino, cuando la mirada abarca luces y sombras de todas las derrotas y glorias, no veo la posibilidad de una sociedad en la que prive la justicia, la igualdad y la libertad, que no sea sobre las bases fundamentales económicas, sociales y morales del socialismo, adaptadas a las características de cada país, y respetuosas de las decisiones democráticas de los pueblos". José Pedro Cardoso

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