jueves, 11 de febrero de 2016

Mónica Xavier
Entrevista en Semanario Búsqueda:



La senadora Mónica Xavier quiere ser la primera mujer, en 105 años, en dirigir los destinos del Partido Socialista (PS), uno de los partidos fundacionales de la izquierda uruguaya. No parece ser el mejor momento para asumir esa tarea. El partido está dividido en dos bloques y, dice Xavier, la interna “ha perdido fraternidad”.
El 13 de marzo, la senadora y el ex ministro Daniel Olesker competirán para ver quién será el nuevo secretario general socialista. En el último congreso partidario el grupo que apoya a Olesker —que en el Frente Amplio es considerado el sector “ortodoxo”, aunque sus integrantes se autodenominan “removedores”— impuso su visión sobre la estrategia política que debe seguir el PS. No obstante, Xavier es la favorita en las elecciones, gracias al respaldo del ala “renovadora”.
Si es elegida, Xavier intentará fortalecer los organismos de decisión del PS para evitar que los debates internos se canalicen a través de las “redes sociales”.
A la senadora le preocupa también el papel que ha tenido el oficialismo durante el actual período de gobierno. “Me parece que ni el Frente ni el partido están dando todo el respaldo que el gobierno necesita, porque estamos transcurriendo un tiempo diferente al que hemos transcurrido en los otros dos gobiernos”, sostiene la ex presidenta de la coalición de izquierda.
A continuación un resumen de la entrevista que la senadora concedió a Búsqueda.

¿Por qué decidió presentarse como candidata a secretaria general del Partido Socialista?

El Partido tiene hoy una serie de situaciones que yo pretendería tratar de que colectivamente superemos. Es un debate que se da por redes sociales de manera a veces anticipada a lo que son esos debates dentro de los organismos. A las estructuras orgánicas hay que darles su real significado, procesar los debates en los tiempos en que son necesarios y no calentar el debate por las redes. No nos está pasando solo a los socialistas, le pasa a todo el mundo; me parece que eso ayuda a incrementar el clima de una confrontación real y a veces a una confrontación aparente. Hay que devolverles a los organismos su máxima potencialidad. Y eso no tiene nada que ver con el secretismo, porque pasamos de una izquierda en general que tenía un culto del secretismo a exponernos en las redes más allá de lo deseable.

¿Hay un debate entre ortodoxos (o removedores) y moderados? ¿Dónde se ubica usted?

Hay debates que a veces son reales y a veces son un poco ficticios y exaltados, porque se dan a destiempo con relación a lo que se discute en la orgánica, o porque se caricaturiza en lugar de tener un diálogo franco que busque la superación del conflicto y la síntesis. Hay que generar un clima para que la gente vuelva a confiar en los ámbitos orgánicos. Y la palabra confianza me parece clave para gestar la unidad, para hacer que efectivamente sea allí donde se procesen, en los tiempos que sean necesarios, estos debates.

¿Pero se ubica como moderada dentro del partido?

Yo no desconozco que haya compañeros que en los últimos años se hayan venido identificando en corrientes de opinión, pero no me siento partícipe de ninguna de ellas. Y mi propia historia lo muestra. Fui candidata a la Secretaría General cuando la modalidad era la definición dentro del Comité Central de Reinaldo Gargano, que es la principal figura que reivindican los compañeros de la lista 4 (de Olesker). En ese momento gana Lalo Fernández por un voto, y terminada la elección nos pusimos a trabajar todos juntos. Obviamente aspiro y descuento que va a ser así con Daniel.

¿Cuáles serían los cambios que introduciría en el PS si usted gana?

Llevar a los ámbitos orgánicos todas las definiciones, buscar mayor fraternidad, porque se ha perdido la fraternidad dentro del PS y se ha perdido dentro del Frente. También se debe tratar de evitar que los debates nos impidan tener capacidad de iniciativa política y ayudar al Frente en las próximas elecciones del 29 de mayo. Hay que apoyar de mejor manera al gobierno y no me cabe duda de que a veces apoyarlo es señalarle diferencias o pensar si hay otras alternativas a considerar para determinados temas. O sea, lealtad no es obsecuencia. Cuando debí plantarme frente a temas polémicos como fue el tema del aborto, lo hice con la mayor responsabilidad política con el compañero presidente. Me parece que ni el Frente ni el partido están dando todo el respaldo que el gobierno necesita, porque estamos transcurriendo un tiempo diferente al que hemos transcurrido en los otros dos gobiernos. Sin duda que existen innumerables incertidumbres en el mundo, cambios muy vertiginosos, y hay que estarse repensando sin preconceptos, con los principios muy firmes, pero teniendo claro que los cambios se están dando con mucha rapidez.
Hay que tener una mirada de largo aliento sobre el desarrollo del Uruguay, mientras se trabaja en los temas concretos. Hay necesidad de volver a equilibrar esos temas para hacer un partido potente, inserto en la sociedad, recuperando diálogo con todos los sectores, proponiendo alternativas que ayuden a que este país siga logrando mejores niveles de integración, mayor inclusión y por tanto equidad.

Dijo que se ha perdido la fraternidad. ¿Por qué cree que ha pasado eso?

Hay múltiples factores que explican ese tema. Por un lado el ritmo de nuestras vidas, la sociedad que privilegia muchísimo la imagen de la gente y deja un poco más subsumidas las características, las condiciones; las fotografías frente a la película. Y siempre se ha dicho que el poder genera desviaciones y, bueno, hay que planteárselo permanentemente. La humildad, el reconocimiento de que estamos de paso en determinadas responsabilidades son los antídotos al no reconocimiento de los errores, el seguir para adelante cuando, por falta de contacto con la ciudadanía, hacemos valoraciones equivocadas. Estas cosas pueden conversarse, discutirse y mitigarse porque es la gente después la que te plantea las incomodidades, y por eso hay que estar muy pegados a la gente, escuchando lo que nos gusta y lo que no también. Confío en que uno pueda revertir esos climas de perfilismo, confrontación, porque es mucho lo que tenemos para hacer y si nos dejamos llevar por esa actitud, perdemos el norte.

Usted dice que no se debe ser obsecuente con el gobierno, pero advierte que el Poder Ejecutivo está quedando solo. ¿Cómo se conjugan esas dos cosas?

Procesando de una manera mucho más en sintonía los debates que tenemos. Hay que tener canales mucho más fluidos. Lo que quiero decir es que el gobierno es nuestro, las definiciones son de todos. Nosotros llegamos al gobierno con el mandato de transformar la realidad, y ahora tenemos que seguir recreando esa utopía. Quiero que las reformas estructurales que hemos hecho redunden en bienes y servicios de calidad, y hay mucho para trabajar. A veces nos enojamos porque arrecian las críticas en la población. ¿Fuimos suficientemente claros en explicar? ¿Hay el ida y vuelta con el militante, el vecino de puerta? No hay que vivir lamentando si los grandes medios de comunicación te marcan la agenda, te manejan con igualdad frente a otros. Pero hay cosas que son incontrastables e indiscutibles.

¿Piensa que es una actualización ideológica en el PS?

El partido ya ha tenido la actualización de sus tesis. El partido tiene un gran bagaje de debates que son sus tesis, su declaración de principios, sus cartas éticas, su estatuto recientemente aggiornado. Se trata de que uno no solo mantenga una actualización permanente, sino que también difunda esas definiciones y sean su espíritu y su letra la mejor herramienta que tenga un militante para la tarea. Con esto digo que falta expandir más allá de los núcleos de dirección mucha capacitación y formación que se necesita en un partido que se planta de esta manera.

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